El afecto construye, educa, sana heridas, fortalece… Uno de los objetivos de este proyecto de padrinazgo entre los alumnos es generar espacios para los VíNCULOS.

No siempre surgen espontáneamente los momentos donde se puedan desarrollar estas capacidades del alma, hace falta generar espacios y oportunidades para aprender a querer, aprender a encontrarse y respetarse en las originalidades, en las distintas etapas.

Los màs grandes, del secundario comienzan a sentirse responsables de otro ser, una responsabilidad que no significa demasiados compromisos sino un dejarse querer y un proponerse conquistar al otro.

Los alumnos de 1B en clase de tutoría organizaron el encuentro para aprovechar esta instancia para disfrutar con sus ahijados.

Hubo una presentación formal de padrinos/madrinas y ahijados, llena de abrazos y alegrías, con mucha ilusión se iban conociendo con la simplicidad de aceptarse como niños, sin prejuicios ni tantas demandas.

Los ahijados de 3er grado habìan preparado una cartita llena de expresiones de afecto para sus padrinos que entregaban cuando se encontraban. Esto sorprendiò a los grandes que no esperaban estos gestos.

Luego llegó el momento de compartir juegos preparados, un «huevo podrido» con preguntas y respuestas para conocerse mejor, el «alto ahi» para acordarse de los nombres y empezar a jugar juntos y terminaron un un «futbol» para varones y charlas interminables de mujeres.

Que nuestra Madre, que desde la Capillita compartía estos momentos, sea nuestra Educadora, que desate nudos cuando los vínculos se tuerzan y ayude a fortalecer estas redes para sostenerla en el tiempo, a través de la estadía de estos jóvenes en el colegio.

Y que en el año de nuestro Fundador, sea él el que nos regale su paternidad, su ser tan acogedor que miraba con admiración cada ser humano y lo elevaba en su toda su persona.

Estos padrinazgos continúan hasta que los grandes salen del secundario y los pequeños ingresan para ser padrinos de la primaria y poder experimentar cada lugar.