«Al ver a la Madre y cerca de ella al discípulo a quien Él amaba, Jesús le dijo: «MUJER AQUÍ TIENES A TU HIJO» Luego dijo al discípulo: «AQUÍ TIENES A TU MADRE» y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa» Juan 19, 26-27
Estas palabras pronunciadas por Jesús al pie de la cruz, iluminan este hito al finalizar la escolaridad de los jóvenes. Tan significativas para nosotros como docentes, ya que sabemos que Ella es la que quiere caminar con ellos, ser recibida en sus corazones para afrontar todo un mundo por delante. El mejor legado que les podemos ofrecer, hito que culmina todo un proceso de acompañamiento de sus vidas…
Jesús, en ese momento declara que la maternidad de María se extiende a todos los que creen en Él, representados en el discípulo amado estamos todos nosotros hoy. Y Ella se alegra de venir a nuestras casas, a nuestras vidas, con sus desafíos, alegría y dificultades.
Varios símbolos llenan de sentido ese momento. La medalla que reciben es signo de alianza, la vela prendida ( por más pequeña que sea, como dice la canción) nos habla de nuestra fe, nuestro Bautismo, el hilo pimordial que nos mantiene vivos. Y la oración de consagración que como curso armaron en la jornada en el Santuario, donde expresan con palabras lo que agradecen, lo que ofrecen y lo que piden. Esa oración los une como curso para todos los tiempos…
Luego de la misa del dia de la Capilla, cada curso entró a la Capilla y allí, con algunos padres presentes se vivió este hito memorable. En el silencio y profundidad de esa hora.
Qué alegría! Nuestros pequeños…ya dispuestos a abandonar el nido! Siempre estarán muy bien protegidos! El Dios Padre…su lugar en el mundo!