Cada año nos unimos a la iniciativa de oración „Un millón de niños rezando el Rosario“, el Rosario por la paz y la unidad en el mundo, el 18 de octubre, junto con miles de otros niños en todos los continentes. El año pasado, niños de hasta 136 países se unieron a esta campaña de oración. Solo en el sitio web: www.millionchildrenpraying.org más de medio millón de niños se registraron para orar. Incluso desde países desgarrados por conflictos como Siria, Irak, Armenia, Nigeria o Congo, los niños se unieron a la oración. En el colegio, de los dos turnos rezamos 700 personas entre niños, jóvenes y docentes que acompañaron.
¡Cuántas bendiciones derraman estas oraciones sobre el mundo entero!
De manera especial oramos por todas las personas que sufren por el coronavirus, los que se enfermaron y los que murieron.
Cuando hay problemas muy grandes en el mundo, Dios presta un oído atento a las oraciones de los niños y los escucha con ternura. Así, durante la Primera Guerra Mundial, Dios envió a Nuestra Señora a tres niños, Lucía, Jacinta y Francisco, en Fátima. María les explicó lo que debían hacer para que la guerra se detuviera y la paz llegara al mundo: ¡ofrecer sacrificios de amor y rezar el Rosario! Hoy en día, el miedo al coronavirus está muy extendido en el mundo, pero innumerables personas también sufren de hambre, pobreza, desastres, guerra y persecución. En muchos países, la gente no es libre para vivir su fe o ir a la iglesia con sus familias. No podemos resolver estos problemas solos. Algunas situaciones sólo las podemos afrontar con la ayuda de Dios. Para ello, Él confía en los niños ,jóvenes y en todos nosotros. A través de la oración, con su buena voluntad y su fe pura, pueden atraer el amor tierno y misericordioso de Dios al mundo como un imán.
Una persona que siempre escuchó a Dios, confió plenamente en Él y lo amó mucho, fue San José.
El Papa Francisco dedicó este año 2021 especialmente a él y ha declarado el Año de San José para toda la
Iglesia. Podemos aprender de él cosas muy importantes para nuestras vidas. Conozcamos y hagámonos amigos de San José. Como nosotros, San José experimentó muchas dificultades y miedos, por eso nos comprende bien y puede ayudarnos. Fue un simple carpintero que se esforzó por ser siempre justo y honesto, tanto que Dios le confió sus tesoros más preciados, María y Jesús. Dios le dio el mayor de los honores entre los hombres: ser el padre adoptivo de Jesús, el Hijo de Dios. Como saben, el verdadero padre de Jesús es el Padre Divino que está en los cielos. Sin embargo, en la Tierra, Jesús también necesitaba un padre que lo cuidara y lo educara, que le mostrara todo lo necesario para la vida humana y le enseñara un trabajo honesto.
San José cuidó de la Sagrada Familia y los protegió en cada situación. Cuando no sabía qué hacer, oraba y ponía todo en manos de Dios, en Su Providencia. Como siempre confió completamente en Dios, Dios siempre pudo ayudarlo en cada dificultad. Varias veces incluso un ángel se le apareció a San José en un sueño para decirle qué hacer. Debido a que fue tan obediente y justo en la Tierra, Dios no le niega ninguna petición ahora en el Cielo. Mucha gente cuenta cómo San José los protegió e incluso hizo milagros.
El clima que logra el rosario en comunidad es palpable y eleva nuestro corazón a Jesús, sus misterios de amor, su manera de amar, y de vivir. Que María Educadora, y nuestra devoción hacia ella nos enseñe a caminar por la vida de esa manera, a la manera de Cristo.
Sé el primero en comentar en «UN MILLÓN DE NIÑOS REZANDO EL ROSARIO 2021»