EL 24 DE AGOSTO CELEBRAMOS EL DÍA DEL PADRE. HAY UNA LEY PROVINCIAL QUE ASÍ LO ESTABLECE, EN REFERENCIA AL NACIMIENTO DE MERCEDES TOMASA EN 1.816, HIJA DE JOSÉ DE SAN MARTÍN.

Queremos homenajear en este día a los papás, para ello tuvieron una especial participación en este acto, leyendo las glosas con sus hijos, actuando, compartiendo toda la mañana con sus hijos.

El día comenzó con una oración en nuestra Capilla Dios Padre, allí un papá les habló sobre la importancia de la paternidad para nuestros jóvenes y niños. Tenemos como soporte la ayuda de nuestro Fundador, el Padre Kentenich que sin haber tenido un papá en su vida, fue y es PADRE para tantas personas. Un regalo grande que Dios nos regala, un transparente que nos acerca a la paternidad de nuestro Padre Celestial.

 

Le pedimos en este taller de María que ella modele nuestros corazones de padres para poder acercar a nuestros hijos al corazón  de Dios.

En cada acción que realizó San Martín, cruzando los Andes, librando batallas o haciendo valer nuestros derechos, la bandera estuvo presente. Al recordarlo hoy, como un gran padre, también queremos honrarla

 

Cuando San Martín defendió la independencia, puso de manifiesto su orgullo nacional. Un orgullo que lo indujo a respetar los símbolos patrios. Uno de ellos, el Himno Nacional, hoy va a sonar por él y nosotros, cantando sus estrofas, le rendiremos un justo homenaje.

PALABRAS ALUSIVAS: Mercedes Tomasa, hija única de don José de San Martín y Remedios de Escalada, nació en Mendoza el 24 de agosto de 1816, precisamente en la calle Corrientes, hogar que desde 1814 habitaba el matrimonio de San Martín y Escalada. Los primeros años de vida de Mercedes fueron realmente intensos, el viaje a Buenos Aires cuando tenía poco más de cuatro meses, la enfermedad de su madre Remedios, la ausencia de San Martín por las misiones que éste emprendía, hicieron que Mercedes se desarrollara en ambiente agitado pero al mismo tiempo
contenido y lleno de cuidados y cariño.

Entre sus seis y siete años, su madre Remedios enfermó y murió el 3 de agosto de 1823. Entonces quedó al cuidado de su abuela hasta que su padre terminara con las misiones independentistas y pudiera, por fin, regresar a Buenos Aires y darle el acompañamiento, protección y educación
necesaria.

En 1824, Mercedes y San Martín viajaron a Europa donde «la infanta mendocina», como la solía llamar su padre, recibió una educación de primera calidad, en la que se destacó en pintura y música.
San Martín, como todo padre, muy preocupado por el futuro de su hija, redacta unas máximas para dirigir la educación de su hija, que a su parecer era muy mimada por su abuela.

En estos consejos, San Martín priorizó los valores del amor, del respeto, de la verdad y la confianza, de la dulzura y la solidaridad, del cuidado personal, del culto por la amistad y del comportamiento, además de destacar el patriotismo y la libertad como ejes para una vida plena y feliz.

Los alumnos  quieren homenajear a todos los papás, los que día a día caminan con sus hijos, son sus educadores y custodios de su camino, los que aman, rezan, perdonan y esperan con paciencia, dulzura, magnanimidad y misericordia. Los acompañan y esperan que se desarrollen como personas de bien formando parte de esta Patria que tanto nos necesita.

Para ello le regalaron una canción y luego compartieron una merienda y juegos en el jardín del colegio.