Santiago Apóstol nos enseña que la fe es sólida como la roca, porque experimentó en su vida, que Dios es de fiar, que Dios concede los dones de: paciencia, sabiduría, perfección, integridad, libertad… todo aquello que da dignidad al pobre de espíritu.

Celebramos hoy a nuestro Patrono de Mendoza, protector y guía de la provincia, en Santiago se recuerda al guerrero que luchó por el evangelio ´pero también al Peregrino que llevó la Buena Noticia a España y organizó su Iglesia.

Santiago Apóstol, patrono de Mendoza, es considerado el escudo protector contra la mayor preocupación natural de la provincia: los temblores.

Su gran amor por Jesús lo llevó a evangelizar España y dar la vida por la Palabra de Dios. Se caracterizaba por su religiosidad auténtica y sin tacha., su gran fe y su oración constante.

Él nos aconseja: “Hermanos, alégrense profundamente cuando se vean sometidos a pruebas sabiendo que la fe al ser probada,  produce la paciencia.

Tengan bien presente hermanos muy queridos que debemos estar dispuestos a escuchar y ser lentos para hablar y para enojarnos.

Pongan en práctica la Palabra y no se contenten sólo con oírla porque esto prueba la autenticidad de la fe.

La fe sin obras es estéril. Dios compromete y transforma la vida del creyente.

No hablen mal los unos de los otros. Demuestren con su buena conducta, que sus actos tienen la sencillez de los hijos de Dios.

 Si alguien está afligido que ore, si está alegre que cante salmos. La oración hecha con fe salvará al enfermo.

Tengan paciencia, miren como el sembrador espera el fruto de la tierra y anímense unos a otros.

Que a imagen de Santiago Apóstol, nosotros seamos portadores del Evangelio y demos frutos de amor.”

Santiago Apóstol queremos poner en tus manos nuestras necesidades y pedirte especialmente por nuestra patria y nuestra provincia. Protege nuestra tierra mendocina para ser fieles a Cristo a imagen tuya, cuida nuestros pasos y haznos fuertes en la oración para que nuestra  fe crezca  cada día.

Señor Jesús, que llamaste al apóstol Santiago, de humilde pescador a ser uno de los doce apóstoles y le diste la fuerza de tu gracia para predicar el Evangelio aún al precio de su propia vida, te pedimos que sepamos imitar su ejemplo y poder alcanzar así el premio que él alcanzó. A Ti que vives y reinas, por los siglos de los siglos, amén.

Profesora GABRIELA MUSOLINO