CELEBRACIÓN POR EL COMIENZO DEL MES ECUARISTICO, PREPARANDONOS PARA EL CONGRESO – LUNES 06 DE JUNIO 2016
Este AÑO SANTO DE LA MISERICORDIA es un regalo de Dios, un momento de gracia, donde celebramos la fe en torno a Jesús Eucaristía. La Iglesia como Pueblo de Dios celebra a Jesús Eucaristía desde hace veinte siglos, “desde la salida del sol hasta su ocaso”, en sus templos, y de un modo más manifiesto, en las plazas y calles de nuestras ciudades, para gozo de las multitudes creyentes y para sostén de su esperanza en el diario caminar de la vida.
Una de esas circunstancias especiales es un Congreso Eucarístico. En esta ocasión es muy significativo para la Argentina porque celebraremos el bicentenario de nuestra Independencia declarada en Tucumán, junto a una Iglesia viva y presente, comprometida con la historia de la Patria.
¿Quién convoca un Congreso Eucarístico? Lo convoca Jesús por medio de los pastores. En esta oportunidad, a través de la Conferencia Episcopal Argentina. Para tratar el tema “Jesucristo, Pan de Vida y Comunión para nuestro Pueblo”, y bajo el lema “Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos”.
¿Quiénes participan? Todos estamos convocados, aun aquellos que están alejados y que no conocen todavía a Jesús, a compartir la fe recibida y el milagro de la presencia de Dios en la Eucaristía.
¿Cuál es el fin? Reconocer a Jesús en la Eucaristía, para adorarlo, celebrarlo y renovar nuestro compromiso de anunciarlo y testimoniarlo, en el hoy de nuestra Patria, de manera personal y comunitaria. Su sentido más profundo es glorificar a Cristo.
Hoy nos toca, a cada uno de nosotros, joven, niño, adulto, formar parte de la historia, formar parte del cuerpo de Cristo, formar parte de la Iglesia de Cristo Jesús, nos toca unirnos en Oración por aquel que está pasando alguna necesidad material, espiritual, de escucha, de consejo, de aliento, de acompañamiento… es por esto que hoy nos uniremos en torno al Santísimo y rezar por nuestro hermano.
RECIBIREMOS AL SANTÍSIMO, SE ARRODILLARRÁS SÓLO LOS ALUMNOS DE LOS CURSOS QUE ESTÉN CERCA DE ÉL, POR SECTORES.
Ingresa y se arrodillan los de adelante.
Ministro levantando la Custodia; BENDITO Y ALABADO SEA EL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR
Todos: SEA POR SIEMPRE BEMDITO Y ALABADO EL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR.
Ministro: Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Todos; Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén
Cantamos DIOS ESTÁ AQUÍ.
Ministro avanza despacio hasta el centro de la galería, en frente del rincón del Padre.
Lector: Jn. 6, 48 58
Las palabras de Cristo en las que se define a sí mismo como pan, como alimento que da vida, no son metáforas o símbolos. La fe en la presencia real del Señor en la Eucaristía nos permite entender lo que era caso imposible para la mentalidad judía de la época de Cristo. Nosotros sabemos, por fe y por experiencia, que ahí está verdaderamente presente el Señor y que alimentarse de su carne y de su sangre lleva consigo la vida.
SE ARRODILLAN LOS CURSOS DEL MEDIO
Ministro levantando la Custodia; BENDITO Y ALABADO SEA EL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR
Todos: SEA POR SIEMPRE BEMDITO Y ALABADO EL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR.
Ministro: Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Todos; Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén
Cantamos DIOS ESTÁ AQUÍ.
Ministro avanza despacio hasta el FONDO de la galería
CANTAMOS DIOS ESTA AQUI.
Lector: La eucaristía es el alma de toda la vida cristiana, si la vida cristiana se manifiesta en el cumplimiento del principal mandamiento, “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu inteligencia y con todas tus fuerzas y al prójimo como a ti mismo”, este amor encuentra su fuente precisamente en el Santísimo Sacramento, el sacramento del amor, donde vemos el mayor sacrificio en la historia de la humanidad, la entrega de Jesús en la cruz por ese amor infinito, incomprensible e inexplicable hacia nosotros, pecadores.
Cada vez que participamos en ella de manera consciente, se abre en nuestra alma una dimensión real de aquel amor que encierra en sí todo lo que Dios ha hecho por nosotros, los hombres, y lo que hace continuamente, y nace en nosotros una viva respuesta de amor, es más no solo conocemos el amor sino que nosotros mismos comenzamos a amar. El amor que nace en nosotros de la eucaristía, se desarrolla gracias a ella, se profundiza, se refuerza.
A través de este sacramento entramos en comunión con Cristo Jesús. En este misterio que es la eucaristía donde algo tan simple y cotidiano como es el pan y el vino se convierte en cuerpo y sangre de Cristo, es allí donde vemos que Cristo se hace lo más pequeño e insignificante y es ahí donde podemos verlo y conocerlo en todo su esplendor, para que nosotros podamos comprenderlo, no con la mente, sino con el corazón, con esto Cristo resucitado se hace para nosotros alimento de vida, alimento de salvación. Él es la promesa que el Padre nos hizo a través de los profetas y nosotros tenemos la gracia de llenarnos de su amor, y dar a conocer este legado, esta promesa y a Jesús que es el Amor encarnado.
Jesús se ha quedado en la eucaristía para remediar nuestra flaqueza, nuestras dudas, nuestros miedos, nuestras angustias, para curar nuestra soledad, nuestras perplejidades, nuestros desánimos, para acompañarnos en el camino; para sostenernos en la lucha. Sobre todo, para enseñarnos a amar, para atraernos a su Amor. Si Cristo ha sido alimento para nosotros, es momento de que nosotros lo seamos para todos aquellos que están necesitados de ayuda, de consuelo, de esperanza.
SE ARRODILLAN LOS CURSOS DEL FINAL
Ministro levantando la Custodia; BENDITO Y ALABADO SEA EL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR
Todos: SEA POR SIEMPRE BEMDITO Y ALABADO EL SANTÍSIMO SACRAMEN
TO DEL ALTAR.
Ministro: Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.
Todos; Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén
Mientras el MINISTRO vuelve a pasar con el SANTÍSIMO por el medio y cruza la galería.
Oración del Congreso:
Jesucristo, Señor de la historia, te necesitamos. Tú eres el Pan de Vida para nuestro pueblo peregrino. Conscientes de tu presencia real en el Santísimo Sacramento, te alabamos y adoramos, te celebramos y proclamamos, te recibimos y compartimos. En el Bicentenario de la Independencia de nuestra Patria agradecemos tu presencia constante en nuestra historia, pedimos tu gracia para forjar el presente guiados por tu Evangelio; ponemos en tus manos nuestro futuro con esperanza y compromiso. Con la alegría que nos da tu Palabra, salimos al encuentro de todos los argentinos, sin excluir a nadie, para gestar juntos una cultura del encuentro en la patria, siendo auténticos discípulos misioneros. Con nuestra Madre, la Virgen María, y unidos a los santos, que son nuestros modelos, nos ponemos en camino, dejándonos conducir por la Providencia del Padre y animados por el fuego del Espíritu Santo. Amén
Himno del Congreso
Esta celebración eucarística es “fuente de misión” porque despierta en los discípulos la voluntad decidida de anunciar a los otros, con audacia, cuanto ha
escuchado y vivido, Así se abren las puertas del mundo. Es por esto que le proponemos que salgan y les cuenten a sus familias, amigos, hermanos, al que pasa al lado que es lo que estamos viviendo hoy como Iglesia, porque todos somos parte de ella, somos miembros del cuerpo de Cristo, y durante este mes vamos a volver a encontrarnos en torno a la Eucaristía para rezar por este Congreso EucarÍstico que marque historia, que nos anime a ser anunciadores de la VERDAD Y LA VIDA.
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