Con alegría este año iniciamos nuestro jubileo, recordando los 30 años de nuestra vida como comunidad. Nos anima a renovarnos en la misión y a agradecer todos los regalos que Dios Padre nos ha dado.

Después de estar tan aislados y poco activos en el colegio, quisimos darle un protagonismo especial en la preparación y ejecución de estos festejos a nuestros jóvenes. Nos reunimos durante un mes antes programando e imaginando la forma que nos gustaría celebrar esta fiesta. Se convocaron a los delegados de los cursos (los que habían sido electos como embajadores para el día de la primavera.

Comenzamos con la Misa en ambos turnos, el Padre Mauricio nos acompañó en la mañana y nuestro capellán el Padre Leo. Puro agradecimiento y alegría al descubrir la presencia de Dios y de nuestra Madre, tanto en la vida de cada uno como en la comunidad entera, en nuestro edificio y predio… en nuestras necesidades y alegrías. Pedimos entre todos la pronta beatificación de nuestro Padre Fundador, el padre Kentenich, para que el mensaje que el nos legó siga vigente y sea respuesta a nuestro mundo.

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También nos visitó el Padre Kentenich personificado, cada curso pensó en como mostrarlo y qué mensaje nos diría para esta ocasión. Todos con características distintas, el más destacado fue el alumno de 5to grado en la mañana, Santino Farina Dalbes que ganó un turrón para cada uno de sus compañeros.

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Las postas fueron orientadas en siete momentos más importantes de la vida del P. Kentenich relacionados con momentos de la historia del colegio- Cada posta dirigida por los delegados que pensaron tambien en un juego para divertir la mañana. Cada grupo recibía un fragmento de rompecabezas para armar al final del recorrido para dejar en su rincón de oración. Una foto del padre José con una flor representando nuestra participación en esta misión.

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Para los más pequeños, las postas fueron tres. haciendo referencia a nuestra Madre, al padre Fundador y a nuestra Escuela, con corazones y flores formando el Jardín de María. No faltaron las tortas de cumple y la alegría típica de un cumpleaños de alguien muy querido: nuestra escuela.

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Que Nuestra Madre nos ayude siempre a ser fieles a la fundación y que este año jubilar que está empezando sea una oportunidad para renovarnos en el Espíritu.

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