En esta primer misa de este lectivo 2018, encomendamos a San José, en su día, toda la tarea de este año escolar. San José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús. También es el día del Santo Protector de Nuestro Padre Kentenich, ya que él lleva su nombre.

Tambíén, ayer fue 18 día de Alianza, día de nuestra querida Madre, Reina  y Victoriosa Tres Veces Admirable de Schoenstatt.

AGRADECEMOS AL PADRE ALBERTO QUE CELEBRÓ POR LA MAÑANA Y AL PADRE MARIO QUE NOS VISITÓ POR LA TARDE-

La Palabra de hoy nos recuerda las promesas de descendencia que Dios hizo a Abraham y a David. De ellos surgirá un pueblo y un Rey.

José es quien vincula a Jesús con la descendencia de David.

Dios siempre escucha nuestras oraciones como escuchó el corazón de José cuando no entendía lo que pasaba. Confiados digamos, entonces:

“ DE LA MANO DEL PADRE KENTENICH… CRUZADA DE ENTREGA A LA MATER”

– Por la Iglesia, para que siempre podamos discernir los caminos de Dios como lo hizo José. De la mano del Padre Kentenich…

– Por nuestra Papa Francisco, por el obispo que Dios de la mano de nuestra Madre está preparando espiritualmente para conducir la Diócesis de Mendoza para que los fortalezca en su misión pastoral. De la mano del Padre Kentenich…

– Por los gobernantes de las naciones, para que como David y Salomón pidan consejo y sabiduría a Dios para buscar el bien de sus pueblos según Su voluntad. De la mano del Padre Kentenich

– Por las familias y especialmente por los padres adoptivos, para que construyan su hogar a imagen del de Nazaret. De la mano del Padre Kentenich…

-Por todas las familias del mundo especialmente las de nuestra escuela para que a imagen de la Familia de Nazaret puedan superar todas las dificultades que les presentan a diario. Pedimos por la profe Marìa France y su bebè que està por nacer. De la mano del Padre Kentenich…

-Por los niños y jóvenes para que pidan siempre la protección de nuestra Madre. Que Ella los proteja y los cuide. De la mano del Padre Kentenich

– Por la pronta beatificación del P. Kentenich y sus hijos espirituales. De la mano del Padre  Kentenich…

La misión de José fue grande y maravillosa, pero su vida fue tan común como la de cualquiera de nosotros. Vivamos con profundidad nuestra vida porque también a nosotros Dios nos reserva cosas maravillosas. Nos despedimos cantando.