«Educar es servir desinteresadamente a la gran idea que Dios ha puesto en cada persona. Es introducir de A POCO AL HOMBRE EN LA VIDA PRÁCTICA ACTUAL CON TODOS SUS ESCOLLOS Y NECESIDADES Y EN PARTICULAR, EN LA VIDA PROFESIONAL, PARA CONDUCIRLO DE ESTA MANERA AL CIELO.
EDUCAR ES ACEPTAR, SUSCITAR Y DAR VIDA.
Ser educador y jefe significa ser conductor de las corrientes espirituales y sobrenaturales del educando. El educador debe saber que cada uno de los que le han sido confiados entraña un destino humano, por eso el educando merece, respeto,, cuidado y trato noble.
Ser educador es una gran tarea que implica educarse a sí mismo, si Dios nos ha llamado a nosotros para ser educadores nos quiere educar a través de las mismas actitudes educadoras, y para ello nos da una aliada, la Mater. Caminar de su mano fortaleciendo nuestra Alianza de Amor hará que nuestra tarea de ser educadores sea posible y bella.
Hoy nos reunimos para homenajear a una persona que pensaba que la educación era importante para el crecimiento de un país y que había que formarse para ser buenos educadores: Domingo Faustino Sarmiento.»
Así comenzamos a celebrar el día del maestro con los alumnos del secundario, con la intención de homenajear también a todos aquellas maestras y maestros que pasaron por nuestra vida, dejando huellas profundas que fueron y son referentes en nuestra vida.
Cantamos el himno a Sarmiento y escuchamos unas palabras alusivas de parte del profesor Marcelo Lucero que transcribimos a continuación:
«A todos y a cada uno de los alumnos; a los padres y familias; a los maestros y profesores;
y a los directivos de esta casa formativa “Dios Padre”:
En 1943 se realizó la 1ª Conferencia interamericana de Educación en Panamá y se estableció el 11 de septiembre como el Día del Maestro en homenaje, gratitud y devoción al maestro de la escuela primaria Domingo Faustino Sarmiento, cuya abnegación y sacrificio guió los primeros pasos de nuestras generaciones y orientó el porvenir espiritual y cultural de nuestros pueblos… Ya hacen 73 años que venimos recordando este día.
Como argentinos que somos, recordamos a nuestros héroes y próceres, engrandeciendo y dignificando su aporte en la construcción de nuestra Patria; pero también, vapuleamos sus vidas cuando descubrimos lo soez de su humanidad. En fin, Domingo Faustino Sarmiento es otro personaje polémico de nuestra historia argentina. Sus luces y sombras seguimos viéndolas hoy, 128 años después.
Pero, más allá de sus aciertos y desaciertos bien humanos, quisiera reconocer su labor por la educación… Educación como valor imprescindible para el desarrollo integral de nuestros pueblos.
Vivimos en una sociedad que apuesta a una cultura tecnologizada, individualista y competitiva que nos va deshumanizando, despersonalizando. Esta tecnología actual nos sumergió en un mundo de “pantallas”. Y parece ridículo, pero los medios de comunicación más que mediar con los demás, son obstáculos e impedimentos que nos alejan cada vez más. Por eso, la invitación de nuestro Papa Francisco, hace unos años atrás, “a favorecer una cultura del encuentro”; una cultura que nos encuentre mirándonos a los ojos, escuchándonos en el tono de voz, apreciando la sonrisa y reconociendo el rostro del “Otro” ser humano.
En un momento de su vida, Domingo Faustino Sarmiento mientras buscaba el exilio, escribió: “Las ideas no se matan”. Y yo quiero compartir la opinión de Edgardo Sosa (un profesor mendocino), que habla de la educación como “ecología del hombre”. Ecología que busca rescatar lo esencial de la educación; por eso me hago eco de sus palabras:
“¡No maten los valores, no maten la dignidad humana, no maten la cultura, el espíritu, el pensamiento; no maten la esperanza, la fe, el amor, la poesía; no maten la sabiduría de nuestros abuelos, no maten las emociones; no maten la ética, la solidaridad, las buenas costumbres, la libertad de espíritu y el diálogo en las familias; no maten el bien, la justicia, la belleza y la verdad; no maten el asombro de los niños, la energía vital de los adolescentes, la esperanza de los jóvenes en un mundo mejor; no maten la calidad de la vida; no maten lo importante, no maten lo serio; no maten lo esencial…”
Y yo les digo: ¡NO MATEMOS LA EDUCACIÓN!!! “Rescatar lo esencial es humanizar la vida del hombre, la familia y la educación. ¡Ojalá, que entre todos aquellos que creemos que es posible un mundo mejor, nos unamos para formar un PUEBLO MÁS HUMANO Y MÁS EDUCADO!!!
Muchas gracias!!!»
Y culminó con un sentido homenaje a nuestra Señora del Carmen, con proseción y oración elaborada por los alumnos de tercer año.
Agradecemos a la Profesora Gabriela Musolino y profesora María France Campagna por la organización de dicho acto.
Sé el primero en comentar en «DÍA DEL MAESTRO en el SECUNDARIO»