El día miércoles, 04 de mayo, hicimos la peregrinación al Santuario de Schoenstatt.
Para la peregrinación, nos reunimos en la Capilla de nuestro colegio, y en presencia de la Mater, formamos parejas. Durante el camino a recorrer, debíamos escuchar, conocer, ponernos en el lugar del otro y sobre todo lograr comprender las debilidades, miserias y virtudes de nuestro compañero. El objetivo de esto, era poder generar un vínculo fraternal entre ambos.
Creo que fue una experiencia muy distinta a lo que normalmente solemos hacer, pudimos lograr ese clima de armonía y paz que tanto nos cuesta, y llegar a crear una conexión entre nosotros mismos, con nuestro compañero de peregrinación, como así también un vínculo especial con la Mater.
Al principio creí que la idea de esa peregrinación se desvirtualizaria, como suele pasar en otros retiros y convivencias, no todos llegarían a entender realmente el sentido de la experiencia. Al finalizar la mañana, durante la misa, me di cuenta que esta vez, tanto mis compañeros de curso como yo, habíamos vivido esa mañana de manera distinta. Creo que de una forma u otra, en mayor o menor medida, cada una de las vivencias del día fue tocándonos personalmente, y en algunos, particularmente en mí, generando aquel deseo de transformación interior.
Fue una mañana de encuentro con María y Cristo, que nos sirvió a todo, en nuestras relaciones internas de amistad, la relación con nosotros mismos en lo personal y en nuestra relación maternal con la Mater.
FERNANDA ZABAL (alumna de quinto año del secundario)
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